Sangre de Líbano
en la que se encuentra el deseo de ensueño
la tierra con el cielo
las marcas con el templo
Bruma de las mañanas
en las que los entierros
remiendan el pasado
con los encuentros
de los liberados
Corazón tratando de de no escucharse
con la mente abierta a la seguridad
Pero el tiempo de la oruga
que se entrega solo cuando
se abandona el verde de la negación
abre la puerta de la revelación
Donde las hojas vino
nos traen de vuelta al suelo
pero nos descubrimos en lo eterno
en los ojos en los que me entrego